viernes, 11 de marzo de 2011

11-M

Hoy es 11 de marzo, lo he recordado al verlo en las noticias. Supongo que todos asociamos automáticamente con este día imágenes, sensaciones, recuerdos dramáticos, tristes, trágicos, perturbadores... Y supongo que los que estuvieron muy cerca, colaborando o sobreviviendo, rememorarán esos recuerdos con más nitidez, si es que consiguieron convertirlos en recuerdos. Porque, ¿cómo se logra seguir adelante con esas pesadillas en la retina? O quizá debería preguntar, ¿cómo se evita que la vida se transforme en una permanente pesadilla?
   Yo lo viví de lejos, relativamente, puesto que no experimenté la pérdida de personas cercanas. A pesar de todo, me conmovió profundamente, me costaba mucho trabajo creer que aquello hubiese sucedido en Madrid. Supongo que así pudimos sentir más próxima la realidad de muchos países de Oriente Medio, donde se producen las mismas víctimas diarias. Pero eso duró poco, perdemos la sensibilidad a grandes velocidades. Qué otra cosa podría pasar, si cada día los telediarios nos asaltan con noticias desangrantes e imágenes de muerte y destrucción. La sobremesa se convierte en un bombardeo de tragedias, que resultan imposibles de digerir si no se dejan los sentimientos a un lado.
   Como decía, me invadieron la tristeza, la impotencia y un montón de sentimientos encontrados. Me preguntaba cómo iba a seguir la vida despúés, me sentía con la obligación de detenerme y hacer un duelo eterno, en solidaridad con todas las víctimas. Quise poner mi granito de arena y llevé una poesía a la estación de Atocha. Era conmovedor ver los carteles, la gran cantidad de velas, los nombres y dedicatorias escritos en las paredes.
   El tiempo pasó, como siempre, no tuvo la delicadeza de detenerse. Intento imaginar el sufrimiento de los familiares y amigos de las víctimas, no consigo ni acercarme. Para ellos este día debe de ser más duro de lo habitual. Ójala algún día podáis vivir en paz y serenidad, guardando el dolor, pero desechando el sufrimiento. A las víctimas directas, qué decirles... Ójala pudiéseis vivir, simplemente.