lunes, 4 de marzo de 2013

Por siempre jamás

Vamos con un pequeño relato de los que me gustan especialmente, para empezar la semana con ganas e imaginación.


Corro por un laberinto zigzagueante en el que las paredes me repelen elásticamente. Está oscuro, apenas una luz tenue me permite ver por dónde avanzo. No recuerdo qué tipo de droga he tomado… quizá sólo sea el alcohol… una amnésica neblina se ha instalado en mi mente, sólo espero que sea transitoria. La luz se vuelve parpadeante; rojiza, amarillenta, blanca, no cesa de cambiar su tonalidad. Apoyadas en las paredes: dispuestas sistemáticamente y alternándose diagonalmente, se retuercen en forzadas posturas mujeres extravagantes que ocultan sus pezones tras círculos de cuero, que llevan su  pelo rapado por partes, que atraviesan sus carnes con arandelas de distintos tamaños y grosores y pintan sus cuerpos con todo tipo de imágenes. Mujeres salidas de algún cabaret clandestino, con cierto toque futurista. ¿Acaso no soy yo la intrusa en este confuso lugar?

Huyo asustada porque sé que eso no puede ser real, sé que he debido quedar atrapada en alguna burbuja espacio – temporal. Corro en busca de una puerta que me deje salir de ese lúbrico escenario, que inunda mi cuerpo de un estado febril, de una ensoñación delirante que me debilita por momentos. Corro sin querer mirar atrás, quiero escapar del país de por siempre jamás.