viernes, 25 de marzo de 2011

Las formas del amor

Ya era de que volviera a escribir poesía. Cada una la puede interpretar como quiera, pero espero que os sintáis identificados de alguna manera con lo que quiero transmitir. Hay muchas formas de amor y otras tantas de amar, pero cada uno es libre para querer a su manera y para enamorarse de un rostro, o de una forma de ser, incluso de ambas cosas, independientemente de cuál sea el género o la condición de esa persona.


¡Qué formas tan distintas tiene el amor!
He de reconocer que estaba equivocada.
Ya antes suponía que la edad no importaba,
pero el objeto de deseo
contradice otra vez a la razón.

Será que me atraen las formas abstractas
y las sinuosas curvas de la personalidad,
pese a que pueda contradecir mi realidad
que se deleita con facciones exactas.

Y es que hay muchas formas de belleza:
la física es la que rige el mundo,
que se mueve por la apariencia
y se inclina ante la presencia.

Es la que entra por los ojos
y la que primero destaca en ellos.
Después brilla en los rostros
y se completa en los cuerpos.

La belleza interior
se escapa a los sentidos
y a la vez los embriaga
con un flechazo traidor.

Ante ella no hay defensa,
tampoco tendrá compasión,
sino que cruzará los límites,
destruirá los cánones
y romperá las murallas
hasta llegar al corazón.

Con sólo una mirada,
un viaje al interior,
encontrando el reflejo
del verdadero amor.