sábado, 30 de marzo de 2013

Engáñame




Bésame con tu boca de néctar,
penétrame con tu honda mirada,
desvísteme con la fragancia que te viste.

Recuérdame que eres tú:
la misma que me enamoró
con un flechazo adolescente,
la que me recibió con su cálida risa
y polarizó mi sonrisa.

Hazme llorar
mientras inoculas en mi cuerpo
un placer dependiente
y derrites despacio
mi frialdad resistente.

Desnúdame de todas las capas
que integran mi escudo
y enséñame a quererte de nuevo.

Enséñame a quererte
 cuando dueles,
enséñame a quererte
cuando eres extraña.

Enséñame a entender
que has querido a otras,
que otras te rozaron
y te rociaron con sus salivas.

Enséñame a aceptar el rencor,
a superar el desamor.
Convénceme de que aún puedo quererte
pese a que ya me resigné a olvidarte.

Engáñame:
dime que las segundas oportunidades
en primavera florecen,
que siempre fueron mejores
las segundas partes.

Cautívame con tu mueca seductora,
enciéndeme con tu pasión embaucadora,
atrápame en tu telaraña
como una viuda negra.

Tan sólo bésame.
Y luego, engáñame.