lunes, 7 de mayo de 2018

Único



Cómo expresar lo inexpresable
con un cuerpo enmudecido
por el intento siempre fallido
de decir sin hablar.

Emotividad desbordante
sin canal que la apacigüe,
surge como lava volcánica
desde un cráter palpitante,
derritiendo todo lo que toca.

Intento de llamar su atención
o encubierta provocación.
Sé que lancé una bomba
en terreno inhóspito
y la bomba implosionó.

No existe momento adecuado
para actuar de tal manera,
acciones en apariencia meditadas
que ya habían sido tomadas
por mi yo más primitivo.

Una impaciencia feroz me enloquece
mientras peleo con mis expectativas,
a regañadientes me trago
la incertidumbre de siempre,
cuando trato de controlar lo incontrolable.

La vergüenza me hace un traje,
el sinsentido me da pavor,
nunca tomaré las decisiones perfectas
y seguiré escarbando en el vacío
con mi autocrítica a cuestas.

Me vi tan sobrepasada por mis emociones…
quise que fueras mi espejo.
Ni estimaba los riesgos,
ni conocía las consecuencias.
  
¿Fui valiente?
Claro que importa.

Presunta culpable
de seguir siendo la misma;
mientras tú sigues pareciéndote
tan seductoramente
a la imagen que me formé de ti.

Si dejo de mentirme,
sabré que he mirado
a los ojos de mi miedo.

Vidas que se cruzan
en un nexo causal.
Mis efectos, mis paraqués,
son parte de este proceso
en el que sólo cabe arriesgar.

Modelando a personas auténticas,
construyendo mi ser,
gestionando mis deseos
y renunciando a lo que quiero
como condición para crecer.

Necesitaba tus impresiones,
bofetadas de realidad…
como siempre,
tus palabras me calmaron.

No pude despejar
todas mis dudas…
como siempre,
me meciste en tu calidez.

Dame tu mirada profunda
y no rebajes nunca la intensidad.

No sabes cómo duele renunciar,
aunque no te haya tenido,
a alguien único
como lo eres tú.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Arrastrada por la vida


Esta vida que avanza irrefrenable
como una visión en túnel,
yo trato de asir todas las riendas
para que no vaya tan rápido;
tan sólo consigo ser arrastrada,
con violencia.

Y así quedo en mi parálisis corporal,
atenazada por el miedo,
con una mente en movimiento
y una brújula desorientada.

Busco ayuda con la mirada,
al salir de mi boca
silencios que no quiero,
mientras mi cuerpo gesticula
de forma espasmódica.

Cuido mi interior,
me subo a la conciencia,
aprendo de mis fallos
y evito ser tan necia.

Pero la vida me sigue arrastrando…

Mi cerebro se colapsa,
mis emociones estallan;
mi cuerpo se contrae,
afligido por la tensión.

Un bloqueo constante
con el que aún me peleo.
Y sigue haciéndose grande
un dolor incesante:
es la soledad eterna.

Este filtro de papel
por el que penetra lo ajeno,
agredido por los otros,
malherido por ser tan frágil.

Emociones intensas, profundas,
en un intento por ocultarlas
alimento mi bloqueo.

Atormentada por mi locura,
siempre es un alivio escribir:
a modo de vómito, expulso
los desechos que me lastran.


Quizá así me arrastre menos la vida...