Mi último relato erótico, escrito anoche en los "Diablos Azules":
- ¿Con una soga? - se sorprendió su prima. Hasta ese momento no había sido consciente de
lo insaciable que podía llegar a ser Lea.
- Sí -
respondió con seguridad -. Es algo pendiente.
No había logrado ocultarlo más tiempo, finalmente
Lea le confesó a su prima su peregrinación por el mundo fetichista. Desconocía
si era por el influjo de la era internauta, los teléfonos inteligentes, el
enfriamiento de los humanos o el deshielo de los polos, el caso es que buscaba
algo diferente que le erizara el vello de todo el cuerpo, que le hiciera
experimentar una excitación nueva, pura…aquella excitación primera.
Había pasado por zapatos excéntricos, tacones de
vértigo, fustas de cuero desgastado. Los picos de las mesas (a más puntiagudos
mejor), las pinzas en los pezones, las dilataciones en las orejas. Todo era
novedoso y a la vez viejo, desgastado, un calco de las fantasías de los demás…
-
¡Postura imposible, gatita! - las
dos rompieron en carcajadas. Su prima a cuatro patas, con un collar de minino en
el cuello, y Lea contorsionándose en su propio cuerpo. Todo ello para disimular
que el verdadero fetiche era su prima.