sábado, 7 de noviembre de 2015

Elegía a la inocencia

Guarda el calor del sol,
sigue el azul del cielo,
la luna te guíe en la noche,
la naturaleza cure tu duelo.

Las lágrimas limpien tu quebranto,
el perdón sane tu ira,
se diluya en el aire la violencia
que tu interior retorcía.

No sucumbas a la desesperanza,
no vivas abrazado al temor;
los artistas deben ser optimistas,
morir y renacer del dolor.

Confía en las personas que quieras
y si te engañan no sientas culpa,
pues viste aquello que mostraron
y tu misión no es buscar la parte oculta.

La bondad no se compra,
la empatía se cultiva.
El egoísmo es despiadado
si se mezcla con orgullo.

Y así, de crueldad
se visten las vivencias,
si la ignorancia latente
toma las riendas.

¿Crueldad o ignorancia?
Cómo ponerle nombre
al vacío voluntario,
a la vida malograda.

Si los demás quieren con egoísmo,
tú no seas como ellos,
porque llegado el momento
descubrirán
que siguen enamorados
de sí mismos.

Si te desnudaste al completo
y tu alma has descubierto,
no sientas debilidad, tan siquiera pudor,
pues tu apuesta fue arriesgada
y valiente fue tu amor.

Si la sinrazón te supera,
la soledad te burla,
te sientes herido, traicionado,
la memoria te atormenta.

Si la vida te pone a prueba
y no te dejas intimidar,
sino que aprendes, maduras,
y te vuelves a levantar,
recuerda:

te espera algo bueno,
cuando seas más fuerte,
 algo más sabio,
y tu miedo sólo sea
el impulso hacia tu anhelo.



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